Entre otros casos se juzga la desaparición forzada de nuestro compañero judicial Juan Carlos González Velarde.
Juan Carlos Gonzalez Velarde era un salteño que a principios de los años setenta vino a Córdoba a estudiar en la UNC. Como muchos estudiantes de derecho el 31/08/1971 consiguió entrar Ad Honorem a Tribunales de la Provincia, trabajando en esa condición hasta el 01/10/1972 en que lo nombraran empleado con sueldo. Se desempeñaba en Octava Civil y Comercial. Tomó parte en las luchas que en aquellos años los judiciales libraban, igual que ahora por la equiparación salarial a la justicia federal, por la porcentualidad y contra el «Ad Honorato» sistema donde el empleado trabajaba sin salario. Esa condición de empleado sin sueldo, que tenía que hacer «buena letra» para que lo nombran no le impidió unirse al paro que su gremio Judiciales de Córdoba (AGEPJ) convocó el 27/10/1971 y ser sancionado con 10 días de suspensión.
También asistió junto a su compañero judicial y delegado gremial Marcelo Aguero al plenario de gremios combativos que en 1974 con la presencia de Agustin Tosco, Alberto Piccinini, Raimundo Ongaro y René Salamanca, entre otros se dió cita en Villa Constitución.
Como buen salteño, según lo recuerda el Dr. Miguel Julio Rodriguez Villafañe, que también fué su compañero de trabajo concurría a las peñas y guitarreadas estudiantiles de la época.
El 29 de marzo de 1976 fué secuestrado de su vivienda y aún hoy es un desaparecido. Cómo muchos otros, la búsqueda que su madre, padre, tía y hermanos hicieron peregrinando desde Salta a Córdoba fué infructuosa.
En el legajo de su trabajo, en tribunales consta que el 15 de Junio de 1976 «En virtud del Proceso de Reorganización a que se halla abocado el Poder Judicial y no habiendo el empleado Juan Carlos Gonzalez Velarde concurrido a prestar servicios desde el día 29 de marzo de 1976 de lo deja cesante por abandono de servicio»
A partir del Acuerdo N° 940 de 23 de octubre de 2018 firmado por el Tribunal Superior de Justicia a pedido del gremio de Judiciales de Córdoba en su legajo figurará la verdadera causa por la cual no se presentó a trabajar: la desaparición forzada de la que fué victima.